Cómo mantener en buen estado tus luminarios

Siendo que la iluminación es esencial en nuestro entorno, debemos siempre optimizar su utilización, ya que además del confort, representa un ahorro en el consumo de energía.

Existen algunos factores que pueden reducir la eficiencia de los luminarios o las lámparas. Siempre habrá que evitar obstáculos que produzcan sombra; la acumulación de polvo e impurezas provocan que baje su rendimiento. Es muy importante realizar al menos un mantenimiento general de nuestros artículos de iluminación cada 12 meses, revisando también los accesorios para garantizar su óptimo funcionamiento.

Con el polvo y la suciedad, es normal que percibamos menos luz y que con el tiempo esto sea muy evidente. Se puede perder hasta un 20% de luminosidad en un luminario carente de mantenimiento.

Aunque la limpieza es una labor que a simple vista parece muy fácil, debes tener ciertas precauciones que harán segura esta tarea. Lo primero que debes hacer es cerciorarte de que estén apagados todos tus focos y después, si te es posible, desconectar la corriente eléctrica para evitar cualquier accidente.

Procede después a quitar los focos y cuando estén ya fríos, podemos limpiarlos uno por uno con un paño suave, liberándolos del polvo acumulado,  si están muy sucios, puedes humedecer el paño con una solución de agua y un poco de alcohol, lo que les devolverá el brillo original. Es muy importante limpiar únicamente la bombilla, no la parte metálica y dejarlos secar totalmente antes de volver a colocarlos.

En el caso de las lámparas, depende mucho del material, pues hay lámparas de vidrio, de plástico y hasta de papel. Así mismo hay algunas que están fijas y otras que puedes desmontar para su limpieza. Dependiendo de estos aspectos, las de plástico que puedes quitar las puedes lavar y secar perfectamente antes de colocarlas. A las de papel únicamente se les quita el polvo.

Las de vidrio, que normalmente están fijas, pueden limpiarse igualmente con un paño humedecido que deberás pasar por dentro y por fuera de la superficie. Si es posible antes puedes quitarles el exceso de polvo con algún paño seco o algún plumero.

Es un aspecto básico el que estés seguro que está todo seco  para proceder a colocar nuevamente los focos y conectar la corriente. Te darás cuenta de la luminosidad recobrada después de estos sencillos procedimientos.

La periodicidad para llevar a cabo la limpieza de tus luminarios varía dependiendo del polvo que pueda entrar a tus habitaciones, pero es recomendable hacerlo cada seis meses superficialmente y una limpieza más profunda cada año.

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